jueves, 17 de mayo de 2012

Retrato en gris marengo







Encantamiento 
de la mirada:
La vela ondulando 
y la cera perdiéndose 
en lágrimas sin dueño. 

Nueva paradoja: 

ser heliotropo 
y observarse retrepar
el espaldar de la vida
sin llegar a acodarse.

Recuerdos de niño: 

festejan los mayores
mi acendrado mirar;
hoy, por el contrario,
calzo los ojos esquivos
de un transeúnte de sueños.

¡Cómo disfrutaba, de chaval, 

al abrir la cancela y huir
al bosque, a perderme 
–o a encontrarme–
trenzando algún lazo
o henchido de escudo y aljaba!

Esta noche, tan clara,

rasgo a pluma 
los renglones cursivos 
para que, al café del alba, 
se tracen con otras linotipias
en invisibles recuadros
los cuadernos de mis bitácoras. 

Mal del viajero, nostalgia: 

creo vislumbrar a aquel 
engreído adolescente, 
como el altivo personaje 
de Tonnio Kröger, 
caminando por el retiro, 
con el rostro de Jane Birkin 
tatuado en el corazón. 



Madrid, Mayo del 2012/Enero de 2013





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