viernes, 18 de diciembre de 2009

En este Viernes de Diciembre





    La gata se enrosca
tortuosamente lánguida
sobre la manta; su diseño 

evoca la campiña otoñal,
entre la atalaya de Haro 

y las dehesas de Yuso.

La joven se reclina 
sobre el libro
que recoge su congoja; 

una gótica narración 
de amores, más allá
de toda
prueba, 
allende cualquier límite.
 

El día oscurece 
bajo la esperanza
de que la nieve ilumine 

la primera mañana 
de aparente liberación 
y de artificiosa jovialidad. 
  
La calle metaboliza el tráfico
cauto en estas noches de hielos;
Las luces chorrean de reflejos
las calzadas como papeles de seda
o antiguas linternas de celofán; 

al fin, como un humilde regalo, 
danzan, cual hojas de cristal
o plumas de algodón, 

los primeros copos. 
 
Nada parece tan trivial y, al tiempo,
más preñado, como lo que se avecina. 

 
Como los deseos sin reclamo
o las tenues caricias sin abrazo
que, en el
instante de ese gesto
recogido y quedo, perseverasen 
en la anual expectación por ver 
su propio ser también, cumplido.





Madrid, Diciembre de 2009.

Homenaje, Agustín Vento Villate (1962-2024)

  Miro la sedosa nube deshilachandose en el horizonte.  Toco la nube. Miro  al tronco nudoso remedar la traza de un cuerpo. Al tronco me uno...