Anoche, en un sueño, recorríel sendero de la duna, madre,
hasta aquel otero del que hacías
tu refugio, en horas aún de rocío,en donde plasmabas tus marinas.Un rastro de huellas sin cuento tejía una senda de mar de fondo, salpicada de pinaza y güitos de retama. Por ella ascendí, ladeando el paso, buscando lugar para mis pies desnudos contra el resol abrasador, mientras, con ligereza y cautela, intentaba esquivar el acecho de las púas de la tuna bravía.
Alcé la mirada hacia donde la brisa inclinaba los rafales y elevaba la invisible arena, atrapada entre las brazadas de gavillas, dispuestas para erigir un farallón contra los temporales invernales.Lucías allá, madre, tu pantón de armonías, de collares y blusas, como un blasón de serena calma, con la que disponías sobre la paleta breves churretes de evocador acento: blanco España, Azul Prusia,
en una red de mutuos reclamos,
con los que echar rezón a lo mudable.
Me acomodé a tu vera, cautelosoaunque alegre y expectante,como aquellos niños del cantín,celebrando con dichoso asombrover surgir sobre la blanca tablalo que siempre tuvieron a la vista.Allí descansaban en su sueñodevastador los pecios de barrigaoxidada que cabeceaban en la ríabajo un fulgor de oriflamas,como gavianes a la esperade un tiempo de bonanza y,
a un cable, un malecón bullente
de cajas y carretillas, en un bujíode voces, tanguillos y mudanzas.Hoy parecía ocuparte, madre,la oscura viña del “americano”,la alta casa con su moreradonde acechar gorrionescon la horquilla del tirachinasy más al fondo, destacándoseen fuga a cada pinceladade blanco y crema, la compuertadel Carrera, aledaño al peligrosoimperio de los lamedales.Me quedé así, junto a tu recuerdo,madre, considerando cuántohabríamos de ver en este mundoque ya tu mirada nos hubieraseñalado y saludé, de tu parte,a los cañaverales y a la rompientede la playa de luna y al encendidoocaso que nos dejaste en heredad.
"El muelle de la Lonja desde el cantín" por Begoña Villate Ibarra
Madrid, 23 Mayo del 2010
Ante todo gracias por acordaros de mi ciudad exponiendo estas magnificas pinturas de vuestra madre Dª Begoña Villate en internet.
ResponderEliminarEl cuadro referente a la playa de la punta del caimán, ahora se llama la playa de las gaviotas, y el del cantin, es el cantil y ahora se llama playa del cantil.
Espero que algún día puedas regresar donde distes tus primeros pasos de niño, de vacaciones, para volver a llevarte el olor del perfume del mar que tanto as añorado.
Y que tus poesías surquen los mares de cristal de Madrid viento en popa con alma de marinero que a buen puerto te llevara, el de la sinceridad.
Tengo el privilegio de tener en casa una marina de tu madre. Me la regaló hace muchos años y ahí sigue, junto al cuadro de tu padre "estar con todas" que compré en una exposición en Madrid sobre los años 80.
ResponderEliminarun beso grandísimo.
tuprima