
Cada experiencia,
Cincelada en el ritmo;
Cada recuerdo,
Celebrado humildemente;
Cada palabra,
Con ansiedad esperada
Y esta luminosa mañana,
Derramándose sobre la hoja.
Todo ello, soy yo mismo.
El cedro cuyo gris verdea
Sobre el suelo enlosado;
El rastro de caracol
En la jarra de cerveza;
El rumoroso mar
De renovadas voces;
Y hasta el peircing retador
De los hitos anatómico.
Todo eso, soy yo mismo.
Como tu persona
Cuando a mis lindes se llega;
Como cada cual
Y de lo que de sí mismo ignora;
Como el Soberano
Que cada noche abdica;
Como Sirio
Nuevamente remontando.
Todo eso, soy yo mismo.
Y esta letanía
Que mece mi acidia;
Esta tristeza
Sin días de Alción;
Estos ensueños
De adicto compulsivo;
Este páramo
Dilatándose desde entonces.
Todo ello y aun lo no dicho,
Lo por venir y la certeza
En vosotros de un mirar
Parejo. Todo ello, soy yo
Y viceversa.
Cantoblanco, Enero del 2009