lunes, 26 de abril de 2010

Un día cualquiera


Madrid, Agosto de 1924 - Castellón, Abril de 2010
Sea, para ti, liviana la tierra...


Cada despertar, 
   como un presente:
      por la asombrosa claridad
que aun extraen de la vida tus ojos;
   por el latido y hasta 
      por el suspiro con que recibes
la tenue caricia del espejo.


¡Un día más! que prolonga
   su sombra malva
      sobre la colcha,
como una revelación
   de esperanza
      donde asirse.


Y, a pesar del silencio,
   amortiguado por el rumiar
      de tus pensamientos
         que escarban raíces
en el humus de los tiempos,
   recoges los retazos
      de la espesa noche
y te consagras a la pulcritud
      de tu enjuto cuerpo.


Sabes que las sombras
   te acechan, encogiéndote el aliento,
pero siempre guardas
   una sonrisa de repostería
      con la que regalar cada encuentro.


¡Un día entero!
   de querencias cotidianas
      y de infantiles sorpresas.
Una extensión más
   de tareas espartanas
      y palabras sembradas
a expensas del sueño.


Un día cualquiera, 
   de blusas coloridas
      de ansias de sol y de lilas;
para deambular
   entre acalladas quejas,
      murmuradas cual sortilegios
contra la oscuridad y el miedo.


Y ya cae la noche,
   y tiendes el mantel
      sobre la mesa con unción ritual,
con el placer y la esperanza 
   de haber sumado, felizmente,
       otra nueva jornada
          al resto de esta parca vida. 










Madrid, 2007-2010

miércoles, 21 de abril de 2010

La luz se viste de emblema



El fulgor se extingue
tras una línea de anhelo.

El índice dibuja
la arquería de su labio.

El hoy descansa, por fin,
en su destino de emblema.

La sorpresa postrera
deja su rastro de aguada.

La mano sobre la columna,
la llave en el cerrojo,
cada palabra acompasando
la vida en su misterio.




Bolonia, Cádiz Abril del 2010





 

miércoles, 14 de abril de 2010

El ópalo de la tarde




Somera,
   la onda cubre la arena
      con su caricia de espuma;
La bajamar,
   revela lo intangible
      que se eleva hacia el sol
entre un azar de regatos e isletas.

Es la rotación de los meteoros,
    en la que se pergeña un mundo
      de fugaces esplendores
entre cantos, limos y cenizas.

De modo parejo, tu vida
   se debate entre las mareas, 
      elevando una desigual porción
         de tierra que irá cubriéndose 
con el velo del tiempo. 

Ante nuestra incrédula mirada,
   testigo de ese efímero esplendor,
      cada rastro, cada huella 
         se irá unciendo al singular destino 
   de nuestra memoria; 
      al fulgor de la retina 
         o a la plenitud de la nada.



Rota-La Plana, Abril de 2010





Homenaje, Agustín Vento Villate (1962-2024)

  Miro la sedosa nube deshilachandose en el horizonte.  Toco la nube. Miro  al tronco nudoso remedar la traza de un cuerpo. Al tronco me uno...