miércoles, 14 de abril de 2010

El ópalo de la tarde




Somera,
   la onda cubre la arena
      con su caricia de espuma;
La bajamar,
   revela lo intangible
      que se eleva hacia el sol
entre un azar de regatos e isletas.

Es la rotación de los meteoros,
    en la que se pergeña un mundo
      de fugaces esplendores
entre cantos, limos y cenizas.

De modo parejo, tu vida
   se debate entre las mareas, 
      elevando una desigual porción
         de tierra que irá cubriéndose 
con el velo del tiempo. 

Ante nuestra incrédula mirada,
   testigo de ese efímero esplendor,
      cada rastro, cada huella 
         se irá unciendo al singular destino 
   de nuestra memoria; 
      al fulgor de la retina 
         o a la plenitud de la nada.



Rota-La Plana, Abril de 2010





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