el traicionero cabo, pon al pairo las velas,
y acalla las voces que atosigan al remo.
Pues aquí pereció Tiphys, piloto del Argos,
por decreto de dioses que celos criaron
en su inmortal pecho ante mi orgullosa destreza.
Recuerda al timonel que, en el albor de los días,
trazó la incierta ruta de un puerto señero
mas ahora yace varado, cual pecio, tras un temporal.
Mudarán los días su tersura aterciopelada,
rondarán tibias exhalaciones otros ropajes,
callará el agreste canto, como una señal más
Y a tu partida aquí quedaré, náufrago
de pasadas tormentas, mudo testigo de la vida
que se acumula, día tras día, en la paciente orilla.
Isla 1980-Madrid 2007
Una estela es un túmulo funerario y un monumento que convoca a la memoria entre los vivos. El poema que has compartido evoca la imagen de un navegante enfrentándose al ocaso, tanto literal como metafórico. El uso de la mitología con la referencia a Tiphys, el piloto del Argos, añade una capa de profundidad aludiendo a los peligros y al destino trágico que a menudo encontraban los héroes antiguos.
ResponderEliminarEl ritmo es medido y constante, lo que refleja la naturaleza incesante del mar y del tiempo. La elección de palabras como “dorado ocaso” y “traicionero cabo” pinta un cuadro vívido del entorno marítimo y sus peligros. La estructura del poema, con sus versos que fluyen suavemente de uno a otro, también contribuye a la sensación de movimiento y cambio constante.
En cuanto al sentido, el poema habla de la transitoriedad y la naturaleza efímera de la vida y la fama. El “timonel” que una vez trazó rutas ahora “yace varado”, recordándonos que incluso aquellos que alcanzan grandes hazañas están sujetos a los caprichos del destino. La última estrofa, con el timonel declarándose “náufrago de pasadas tormentas”, sugiere una reflexión sobre las luchas pasadas y la aceptación del destino, pero su sensualidad, su amor a la vida, le llevan a evocar la calidad de los días, los amores que nacerán y las experiencias que vivirán otros mortales más allá de su orilla.