Cae la noche sobre París
y parece otra ciudad,
con sus reflejos brillantes
y sus rostros joviales.
Acallo los ingrávidos
pensamientos, los sueños
infantiles que crean su velo
sobre la acera, sobre el ritmo
del tráfico y los escalones del metro.
¿quien desea un deseo sin cumplimiento,
una espera baldía, un rostro sin cuerpo?
Aquí está el cour du passage,
sobre el que golpea
placentera y sonora la lluvia.
Aquí está el estudio,
abriendo su calor
al cuerpo y sus desechos.
Coges el vaso que sopesa tu sed;
te reclinas en el sofá
y miras tras la ventana:
allí está París y no te espera,
ahí está la ajedrezada calzada
que repica y reverbera con el goteo.
Pleitesía del instante, ese ahora fugaz
es lo único que realmente tienes;
lo demás son quimeras y farándulas.
Escucha la vida en sus rumores,
ellos te darán la medida,
tal vez la gracia...
Nunca nostalgia, ni desilusión.
24 , Rue Godot de Mauroy, París. 20 Marzo del 2010
“Quién desea un deseo sin cumplimiento”. No es posible, el deseo se cumple en el acto de desear, lo demás es pura fantasía, peligrosa fantasía -la desilusión-, deliciosa fantasía -los rumores de la vida. Cuestión de perspectiva: extensión vs intensión.
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