
Me acerco a ti,
Como estival revolera,
Ignorante de si te cimbrearé
O quebraré la fina red
De sutiles expectativas
Que te arraigan al surco.
Ávido de regazo y olvido,
Franqueo tu puerta,
Silente felino que arrampla
Con lo preciso, huyendo luego,
A salvo en su gatera.
Corrieron nubes tras el ocaso,
Mansas lluvias sembraron
De reflejos del paraíso
La enfebrecida rastrojera.
Ahora voy hacia ti,
Cautivo y humilde
Cual peregrino.
Si veo tu rostro amanecer,
Sea fulgor en la mañana,
Venero entre los pastos.
Mas, si en el acaso
Oigo que tocan a duelo
En la distancia;
No lamentaré despertarme
De mi inocente sueño.
Siempre caminé
Con la mirada elevada
Y el rostro vuelto
Hacia tu ausencia.
Madrid Abril del 2008
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