
DESCIENDE al venero,
allí
donde se nutre
la abrumada sangre
que te circunda
micelio que irriga
en ti
esta melancolía.
Acaso te acosen
intangibles lindes
apariciones de zaguán
que te impidan
esa felina huida
hasta el próximo
resquicio de beatitud.
Descenderé,
también yo,
hasta esa placa telúrica
que refrena en mí
la precisa quietud
de esta mirada
sobre la estambrera
del sentido
por precisar.
"Café de Luz" 9 de Agosto del 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario