Que el ingenuo tiempo
no desbarate
las lúcidas heridas
sembradas
Que el fulgor
no se extinga
de sus cándidos ojos,
cuando
de aquella manera
me observaba.
¡Recuerda Cuerpo!
Mientras me lleves
por estos yermos
de afanes rendidos
e incierta suerte
¡Recuerda Cuerpo!
Besos de mariposas,
palabras aladas,
las caricias de nácar
que te exaltaban.
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